Si ha recibido una llamada en nombre del banco alertándole de que alguien está utilizando sus tarjetas, o de una compañía de teléfono para devolverle dinero por un error en tu factura, cuidado, podría estar siendo víctima de una estafa.
Cada año se incrementan los casos de fraude digital que utilizan técnicas de ingeniería social para engañar a los usuarios, alarmándolos con riesgos informáticos o seduciéndolos con ofertas, ingresos u otro tipo de beneficios. Con ello, tratan de obtener información sensible como datos bancarios y contraseñas que permiten a los ciberdelincuentes cometer actividades ilícitas.
Recientemente se han identificado numerosos incidentes que involucraban timos telefónicos cometidos mediante la técnica de vishing, por ello es necesario conocer en qué consiste y cómo podemos protegernos.
¿Qué es el vishing?
La mayoría de las personas han oído hablar del phishing; sin embargo, aunque el vishing es un ataque diferente, está dentro de la misma clasificación y tiene objetivos en común. El primero, normalmente, consiste en engañar al usuario haciéndose pasar por una plataforma de confianza, como Amazon, Mercadona, Lidl, etc. para conseguir los números de su tarjeta de crédito o DNI, por ejemplo. Mientras que el segundo es una técnica de phishing que usa la voz (combinación de los términos ingleses voice y phishing).
Los vishers (como se conoce a los perpetradores de esta técnica) utilizan números de teléfono falsos, software de modificación de voz y mensajes de texto para convencer a los usuarios de que les proporcionen información delicada. Intentan evocar sentimientos como el miedo y la duda, para que sientan pánico y otras emociones capaces de nublarles el juicio, y así tener acceso a sus datos.
Pueden tratar de asustarles diciendo que su dinero está en peligro, ilusionarles con la promesa de un maravilloso plan de inversión o rogarles ayudes porque están en apuros. En ese momento, se despierta en su cerebro el deseo de actuar rápidamente, en lugar de llevarlos a analizar la situación con lógica y calma.
Tipos de llamada más habituales
- Peligro en el banco: en este tipo de ataque, los estafadores llaman avisando de que su cuenta bancaria ha sido amenazada y corre el riesgo de sufrir un ciberataque. La persona puede intentar convencerle de que transfiera el dinero a otra “más segura”, o pedirle sus datos de acceso para solucionar el problema. Una entidad financiera nunca solicita a sus clientes algo así por teléfono de forma repentina, así que la opción más segura es colgar.
- Una propuesta maravillosa: alguien le contacta de manera telefónica y le ofrece un préstamo, un premio o una interesante oportunidad de inversión. Estas ofertas pueden resultar muy atractivas, por lo que puede caer en la tentación de creer que son verdad.
- Estafas fiscales: algunos delincuentes se identifican como recaudadores de impuestos y amenazan o asustan a sus objetivos hablándoles sobre deudas fiscales pendientes y costosas multas. Estas llamadas pueden ser muy inquietantes, pero no deje que el miedo se apodere de usted. Aunque tenga deudas pendientes, verifique siempre que las facturas provengan de una institución autorizada antes de tramitar ningún pago.
- Estafas al seguro médico o a la Seguridad Social: los ciberdelincuentes, en ocasiones, se hacen pasar por representantes del seguro médico o de la Seguridad Social para intentar robar prestaciones o dinero. Las personas mayores, que suelen ser el objetivo de estas estafas, por lo general están más aisladas y pueden no ser conscientes de este tipo de timos. Para proteger a sus seres queridos de estos fraudes, cuénteles cuáles son los tipos de estafas más comunes y explíqueles por qué nunca deben compartir información personal con desconocidos.
- Solución informática: un técnico informático le llama con la excusa de limpiar el ordenador de virus y le pide el pago de una cantidad de dinero a través de una plataforma en la que quedan registrados los datos bancarios. También pueden hacerse con el control del ordenador infectado, acceder a la banca electrónica y operar en su nombre o instalar malware.
- Error en la factura: un comercial de su compañía telefónica le contacta para comunicarle un error en la factura y le pide su información financiera para hacerle la devolución.
- Compra por internet: si vende productos de segunda mano por internet, los estafadores pueden hacerse pasar por compradores interesados. En este caso, tratan de obtener sus datos bancarios completos con la excusa de que es para agilizar el pago.
Cómo evitar ser víctima de fraude telefónico
El problema que tienen este tipo de ataques es que los perpetradores cambian de número a menudo, evitando así los posibles filtros manuales. Sin embargo, hay cosas que se pueden hacer para estar más seguros. Bloquear números es una buena opción, pero hay más.
Nunca comparta ni confirme sus contraseñas y demás por teléfono, aunque la otra persona afirme ser de su banco. En ninguna llamada legítima le pedirían algo así. Si se da la situación, considérelo como señal de advertencia de una posible estafa y cuelgue. Luego póngase en contacto con la organización en cuestión o infórmese en los canales oficiales.
No conteste a llamadas de desconocidos. Deje que salte el buzón de voz y evalúe a partir de ahí. Si cree que podría ser alguien de fiar, devuélvale la llamada, pero desde otro teléfono. Si se trata de una estafa, lo más probable es que no se lo cojan.
No respondas a correos, mensajes de texto, correos electrónicos o mensajes de redes sociales donde le pidan su número de teléfono. Suele ser el primer paso que dan los ciberdelincuentes para iniciar una estafa futura.
Si ha recibido una llamada en la que le cuentan algo perjudicial o que soliciten realizar una acción de manera urgente y, acto seguido, recibe otra ofreciéndole un beneficio casualmente demasiado oportuno, desconfía. Bloquee los dos números, busque qué datos puede haber sobre usted en la red y ejerza sus derechos de acceso, rectificación, cancelación u oposición.
Ponga calma, paciencia, temple y sentido común. Este tipo de estafas juegan con nuestra desesperación y nos presentan una oferta demasiado buena que no podemos dejar pasar. En algunos casos pueden ser cosas jugosas, pero hemos de actuar con templanza y no cometer ningún acto impulsivo.